Tener la oportunidad de comer en estos restaurantes es toda una experiencia gastronómica, los que gozan de un paladar exigente pueden confirmar que estos restaurantes son una verdadera delicia y no por nada cuentan con una o mas estrellas Michellín.
Descubre los mejores restaurantes de mundo:
Eleven Madison Park (Nueva York)
El Eleven Madison Park es actualmente el número uno de los número uno, el mejor restaurante del mundo. Abierto en 1998 en un edificio art decó emulando una brasserie francesa con precios más que asequibles, poco a poco fue transformándose hasta convertirse en un lugar exclusivo de la alta cocina.
La “culpa” hay que atribuírsela al suizo Daniel Humm, un cocinero perfeccionista en extremo y que cambia constantemente los platos del Eleven Madison Park, que actualmente cuenta con tres Estrellas Michelín.
¿Qué se puede comer en el mejor restaurante del mundo? Daniel Humm apuesta por ingredientes locales con presentaciones esperadas que son auténticos retos para los comensales.
La ensalada de tomate confitado con langosta o el puré de apio en vesie con trufa negra son dos demostraciones de cómo es posible trasladar el paisaje de Nueva York a la cocina. Los precios de los menús degustación oscilan desde los 155 dólares (5 platos) a los 295 (8-10 platos).
Habría que sumarle los vinos, cuyo precio mínimo es de unos 150 euros. Este restaurante no acepta propinas.
Osteria Francescana (Módena, Italia)
El chef Massimo Bottura lidera un proyecto para el que asegura inspirarse en el “arte, la música, la comida lenta y los coches veloces”. Lo hace desde pequeño desde que su abuela Ancella le enseñó los secretos de la cocina italiana. Esa ha sido reinventada permitiéndole llegar a lo más alto de la gastronomía mundial.
Los menús degustación de la Osteria Francescana van desde los 220 euros (9 platos) a los 250 (12 platos) a los que habría que sumar 130 euros por el maridaje de vino, en el primer caso, o 170 en el segundo.
También es posible pedir a la carta; algunas sugerencias son el lenguado con espárragos blancos y salsa holandesa (80 euros), langosta con salsa doble (80 euros) o postres con nombres tan sugerentes como “Camuflaje: una liebre en el bosque” (30 euros).
El Celler de Can Roca (Girona)
Cuenta con tres Estrellas Michelin, este restaurante de más de 30 años lo dirigen los tres hermanos Roca (Joan, Josep y Jordi) antes restaurante de sus padres.
El Celler de Can Roca es sinónimo de vanguardia, innovación, imaginación y perfección. Cigala con artemisa, aceite de vainilla y mantequilla tostada; sepia con lías de sake y salsa de arroz negro; oca a lo royal o contessa de espárragos blancos y trufa son algunas de sus propuestas.
El Celler es un triángulo, un juego gastronómico a tres bandas en el que Joan se encarga de los fogones; Jordi de los postres y Josep de los vinos y el contacto directo con los clientes para explicarles su apuesta por la creatividad en la alta cocina. El menú degustación de clásicos cuesta 180 euros (selección de vinos de Josep Roca: 55) y el menú festival 205 (maridaje de vinos, 90).
Mirazur (Menton, Francia)
Resguardado por las montañas y, al mismo tiempo, con vistas al Mediterráneo. El restaurante se ubica en un edificio de los años 30 construido en tres niveles en el que se incluye un jardín en el que las hierbas aromáticas y los cítricos son los protagonistas.
Al frente del Mirazur está Mauro Colagreco, un argentino de origen italiano inventor de recetas en las que juega con “las texturas, el contraste de sabores y las asociaciones audaces”.
Para ello utiliza los productos de su propio huerto y jardín acompañados de ingredientes de productores locales como el azafrán de Sospel, verduras del mercado de Ventimiglia, aceite de oliva y limones de Menton o gambas de San Remo.
Los menús del Mirazur oscilan entre los 110 y los 210 euros (los vinos que los acompañan entre 60 y 90 euros).
Central (Lima, Perú)
“En Central se celebra la biodiversidad de Perú”. Con estas palabras se presenta este restaurante comandado por Virgilio Martínez, un joven cocinero con una propuesta que combina diferentes platos peruanos.
Para ello se inspira en los pueblos de los Andes de la época prehispánica: a través del control vertical de pisos ecológicos. Esta forma alternativa de entender la geografía de forma vertical (y no en el plano horizontal habitual) se traduce en una cocina variada con productos que van desde la costa del Pacífico hasta el Amazonas.
El equipo de Central está en constante viaje por su país en busca de nuevos platos, ingredientes e historias. A esto hay que sumarle que embotellan su propia agua a la que someten a un proceso de ozonificación y purificación con ósmosis inversa y que cuentan con una huerta en el restaurante.
Dispone de cuatro menús degustación, que van desde los 481 a los 510 soles peruanos (entre 125 y 132 euros).