Home DESTINOS TURISTICOS La playa radioactiva a la que los turistas van a curarse ignorando el peligro

La playa radioactiva a la que los turistas van a curarse ignorando el peligro

by Yuniet Blanco Salas
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Brasil tiene cientos de kilómetros de playas, pero ninguna como la “Praia Da Areia Preta”, en Guarapari, cuya arena negra contiene niveles de radiación de casi 400 veces de fondo normal registrada en los Estados Unidos.

Afirman que esta arena tiene cantidades moderadas de monacita, un mineral de fosfato rico en varios elementos de tierras raras, incluidos el uranio y el torio, de ahí lo particular del paraje al sur de Vitória, capital del estado de Espirito Santo, y al norte de Río de Janeiro.

En el 1972, la doctora Silva Mello comenzó a promover una terapia con arena radiactiva que, según ella, podía tratar variedad de problemas de salud, incluido el reumatismo.

De hecho, basta con echar una mirada en la actualidad para descubrir miles de turistas que tratan de curar enfermedades acostándose o incluso cubriéndose con esta arena radiactiva, pero ignorando el peligro de una exposición prolongada a la radiación.

Medio siglo después de la publicación de Mello sobre los beneficios de la arena de monacita, muchas personas aún sostienen que la exposición a la arena termina siendo beneficiosa para la salud.

Sin dudas, afirman medios locales, la industria turística de Guarapari vio una oportunidad gigante y no la desperdició. No por nada adoptó con orgullo el apodo de “La Ciudad Saludable”, a pesar de la controversia en torno a los efectos adversos.

Sin embargo, playas como Areia Preta tienen características especiales, que sirven de explicación al fenómeno: las olas del mar golpean las montañas costeras ricas en monacita, y algunos de los compuestos radiactivos llegan a la costa en forma de arena negra.

Los estudios arrojaron a lo largo de los años que la radiación gamma por sí sola en Areia Preta es un grave peligro para los turistas.

Un dato más que estremecedor apunta a una investigación del 2002 que halló que las dosis de radiación gamma en la playa de Areia Preta eran comparables a las de las inmediaciones (1 km) de la planta de energía nuclear de Chernobyl.

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