Puede que las experiencias urbanas no sean la primera razón para visitar Costa Rica, pero la bulliciosa capital del país tiene mucho que ofrecer al visitante. Fundada hace menos de 300 años, San José es una de las ciudades más jóvenes de Latinoamérica.
Tras ser nombrada capital en el 1832, la ciudad experimentó un auge, impulsado por una industria cafetera que aprovecha la riqueza del suelo del país y su clima fresco a gran altitud.
El Hotel Grano de Oro es un hotel boutique de 40 habitaciones situado en una calle tranquila, a solo 20 minutos del aeropuerto internacional. Ubicado en una mansión de principios del siglo XX, el hotel parece sacado de una época pasada, con sus elaborados paneles de madera, azulejos hechos a mano, telas de atrevidos estampados y somieres de hierro forjado.
El Mercado Central de San José, a un agradable paseo de 20 minutos al este del Grano de Oro, es el lugar perfecto para reponer fuerzas con un clásico desayuno costarricense de gallo pinto, un plato de arroz y frijoles con diversos ingredientes. El mercado, un hito histórico por derecho propio, es un laberinto de callejuelas repletas de restaurantes informales y vendedores de hierbas y otros productos frescos, ropa y artículos para el hogar.
En la Avenida Segunda se encuentra el Teatro Nacional, de estilo neoclásico. Inspirado en el Palais Garnier, el teatro de la ópera de París, esta exquisita sala está revestida de mármol italiano y tiene un célebre mural en el techo, Alegoría del café y el plátano, del artista italiano Aleardo Villa, que representa a los agricultores del país.
Pase un rato en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, que ofrece exposiciones de obras de técnica mixta de artistas costarricenses e internacionales. En la cercana Tienda eÑe podrá comprar joyería, ropa y cerámica de fabricación local.
Barrio Escalante, antaño un tranquilo barrio residencial al este del centro de la ciudad, bulle ahora de restaurantes, cafeterías y boutiques. DOMA Escalante, que nació como un restaurante «de la granja a la mesa», es un proyecto de Óscar (Toribio) Hernández y Donato Morales, de la marca de moda sostenible Toribio & Donato.
Hoy hay más detrás de la fachada a rayas de la casa colonial española: una pequeña floristería, una cafetería con repostería casera, una tienda de diseño y una escuela de agricultura urbana.
Para ver obras de artistas emergentes costarricenses, vaya a la Galería Talentum, fundada por Gabriela Catarinella en Barrio Otoya, un atractivo barrio de señoriales residencias antiguas.
Para cenar, el Restaurante Silvestre, situado en una casa reformada del Barrio Amón. El chef Santiago Fernández Benedetto, oriundo de la ciudad, combina influencias de la cocina global con ingredientes locales para platos como pasta con pesto de culantro coyote, una hierba parecida al cilantro, y una tarta de queso y guayaba.