España nunca deja de asombrar. A lo largo de la nación se hallan una gran cantidad de sitios que despiertan la curiosidad, pero pocos son tan atrayentes como el secreto que guarda Cenicero, un pequeño poblado de La Rioja: nada más y nada menos que una Estatua de la Libertad.
El monumento, fundado en 1897, se alzó en homenaje a la Milicia Urbana de Cenicero y sus heroicidades durante las guerras carlistas.

El sitio donde hoy en día se localiza Cenicero ya estuvo ocupado por las culturas celta, íbera y romana, como señalan los restos arqueológicos hallados en los yacimientos de San Justo, Sanchisnal y las Majadas.
Posteriormente, con el paso de los años, el pueblo fue pasando continuamente de manos: de musulmanes a cristianos, del gobierno de Aragón, al de Castilla y al de Navarra.
Pero para saber el porqué de tal monumental Estatua de la Libertad en el poblado tenemos que remontarnos al 1834. En este año, ocurrió el ataque de Cenicero por parte del ejército carlista, de modo que la Milicia Urbana del poblado tuvo que efectuar una dura defensa hasta que finalmente consiguieron hacerse con el triunfo.

Esta epopeya heroica quedó inscrita en la historia de España con gran admiración y fascinación, ya que esa milicia formada por tan sólo 40 hombres logró soportar por 26 horas continuas al ejército de Zumalacárregui, de unos 5.000 soldados.
Los miembros del ejército no sólo fueron galardonados por la reina Isabel II con medallas de oro, sino que años después y en homenaje a su proeza, se instaló en una plaza del pueblo una Estatua de la Libertad imitando a la estatua estadounidense.
Concretamente se encuentra en la plaza Dr. San Martín, erigida en bronce, sobre un podio y con cerca de metro y medio de altura.

Sin embargo, la que hoy se alza en la plaza del pueblo en memoria de los héroes no es la original fundada en metal, sino que esta fue reemplazada por una réplica debido a los daños producidos por el tiempo. La estatua real se puede ver en el Vestíbulo de la Casa de Cultura “Las Monjas”.
La diferencia de tamaño entre la estatua de Cenicero y su equivalente neoyorquina es más que indiscutible, pero ambas consiguen el mismo objetivo con creces: alabar la libertad.
El recorrido entre Logroño y Cenicero es de apenas 23 minutos por la autopista 68. La estatua se localiza en la plaza Dr. San Martín, a una calle de la plaza de España donde se encuentra el Ayuntamiento.