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8 de las vistas naturales más intimidantes de América

by Yuniet Blanco Salas
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Infinitos desiertos de dunas, cascadas con una fuerza impetuosa o montañas de paredes casi verticales. La inmensidad de la Madre Tierra nunca deja de sorprendernos. Frente a ella, recordamos lo pequeños que somos. Hoy recorreremos algunas de las vistas más intimidantes del mundo, capaces de dejarnos literalmente con la boca abierta.

1. MARIPOSA GROVE (EE UU)

Pasear entre las secuoyas gigantes de Mariposa Grove, en el Parque Nacional de Yosemite, nos hace sentir como si fuéramos enanitos. Estos colosales árboles nos obligan a levantar la mirada hacia las nubes para poder localizar su terminación.

Son árboles que han visto pasar los siglos de historia ante ellos: algunos superan los 3.000 años de vida. En cuanto a medidas, los hay que llegan a medir 100 metros de altura y siete metros de diámetro. Imposibles de abrazar.

2. EL SALTO DEL ÁNGEL, VENEZUELA

Con una fuerza impetuosa, el agua de la cascada del Salto del Ángel se precipita desde una altura ininterrumpida de 804 metros. Es una maravilla. Rodeada de las cumbres del Parque Nacional Canaima, en Venezuela, la catarata más alta del mundo nos ofrece unas vistas abrumadoras entre una neblina permanente de gotas de agua.

Es imponente e intimidante. Las mejores vistas son desde su base. Eso sí, no podrás evitar salir empapado.

3. DEATH VALLEY, CALIFORNIA

De primeras, un inhóspito lugar con el nombre del ‘Valle de la Muerte’ intimida un poco. Y si además hablamos de temperaturas que rozan los 57 grados en verano y de la ausencia de gasolineras en todo el desierto, toda precaución es poca.

Sin embargo, descubrir el Death Valley californiano no es tan peligroso como antaño, cuando los mineros lo cruzaban a pie sufriendo un verdadero infierno. Hoy, la aventura por carretera nos lleva a lugares como la depresión de Badwater, la Paleta del Artista o las dunas del desierto. Aunque no lo parezca, en este valle hay mucha vida.

4. GLACIAR PERITO MORENO, ARGENTINA

Otro paisaje que nos deja atónitos es el Glaciar Perito Moreno. Una gigantesca mole de hielo que se extiende con un frontal de cinco kilómetros de largo por 60 de alto.

Situada en el Parque Nacional de Los Glaciares, en Argentina, no sólo su imagen es intimidante, sino también su sonido. Los estruendos de sus bloques de hielo cayendo sobre el agua son ensordecedores.

5. MACHU PICCHU, PERÚ

El paraje natural en el que se encuentra el poblado andino de Machu Picchu es tan impresionante como las ruinas en sí mismas.

Tanto que este conjunto cultural y ecológico ha sido reconocido como una de las siete maravillas del mundo moderno. Subir hasta estas montañas situadas a casi 2.500 metros sobre el nivel del mar es para muchos todo un desafío, sobre todo si sufrimos el mal de altura o soroche. Con todo, vale la pena arriesgarse.

6. GÉISERES DEL TATIO, CHILE

En pleno desierto de Atacama, Chile, descubrimos un campo de géiseres con una impresionante actividad de sus fumarolas. Hablamos de los Géiseres del Tatio.

Rodeados de cerros que superan los 5.900 metros de altura, el vapor que emerge de la tierra alcanza una temperatura de 85 grados, llegando a superar los siete y ocho metros. Un espectáculo que nos hará dar unos cuantos pasos hacia atrás.

7. CATARATAS DE IGUAZÚ, ARGENTINA

De nuevo el agua vuelve a protagonizar uno de los paisajes naturales más hermosos de la Tierra: las Cataratas de Iguazú.

Este conjunto de saltos y cascadas rodeados de selva son otra demostración de la impetuosa fuerza de la naturaleza. Una fuerza que impresiona y asusta a partes iguales. Si no eres asustadizo, merece la pena asomarse a uno de los miradores situados bajo estas cortinas de agua.

8. EL SALAR DE UYUNI, BOLIVIA

El salar de Uyuni es el mayor desierto de sal del mundo: más de 10.500 kilómetros cuadrados de sal en pleno Altiplano boliviano, a 3.600 metros por encima del nivel del mar.

En la época de lluvias, el salar se convierte en un gigantesco espejo y el cielo es imposible de distinguir de la tierra. Es el momento de vivir aventuras en un todoterreno, visitar el cementerio de trenes de la ciudad de Uyuni o recorrer la Isla del Pescado, un oasis de cactus centenarios. Pasarás de lo onírico a lo extraterrestre en cuestión de minutos.

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